lunes, 27 de julio de 2009

Declaración por Honduras



Para enviar adhesiones : assembleabolivariana@gmail.com
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Las organizaciones sociales, políticas y solidarias abajo firmantes, ante el curso del golpe de estado en Honduras y el proyecto imperialista de instalar bases militares en Colombia para ahogar la esperanza de libertad y emancipación en el conjunto de América Latina, declaramos:
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1. Nuestro pleno apoyo al regreso inmediato y sin restricciones de Manuel Zelaya y la restitución del orden constitucional, sin condiciones en Honduras. Asimismo, exigimos el castigo a los culpables del golpe de estado y el no cuestionamiento de la soberanía popular para decidir libremente su futuro, mediante referéndum, consulta o cualquier medio de democracia participativa.
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2. Denunciamos el cinismo practicado por el gobierno de EEUU y sus satélites en la OEA con una política que habla de reconocimiento de la constitucionalidad de la presidencia de Zelaya mientras mantienen acuerdos, conversaciones con los golpistas y todo tipo de maniobras dilatorias destinadas a desmovilizar el formidable movimiento de resistencia que se ha despertado en el interior de Honduras coordinado en el Frente Nacional de la Resistencia al golpe de estado.
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3. Consideramos que todo esto forma parte de una decidida ofensiva del imperialismo norteamericano y las transnacionales contra los países del Alba y todas las fuerzas progresistas de América Latina para preservar su hegemonía, los tratados de libre comercio y sus intereses de privatización y explotación de recursos.
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4. Rechazamos la campaña de falsas acusaciones y mentiras, curiosamente coordinadas, contra El Gobierno de Ecuador y el de Venezuela provenientes de EEUU, el mayor consumidor de drogas del mundo y Colombia, gracias a su gobierno, el mayor productor, con su narcopresidente Uribe a la cabeza. Los principales actores del narcotráfico, tienen el valor de hablar de fracaso de la política antidroga en Venezuela. Todo ello, solo con el fin de justificar la presencia militar norteamericana en la zona: el “Plan Colombia”
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5. Alertamos a la opinión pública sobre la gravedad de que Colombia se convierta en el portaviones más grande de la historia con la instalación de hasta siete bases norteamericanas, amenazando ya sin veladuras la soberanía de todos los países Latinoamericanos. Supone un paso gravísimo en la internacionalizació n de su conflicto interno y amenaza con desestabilizar la región con una provocación de imprevisibles consecuencias.
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6. Denunciamos a todas las transnacionales de la comunicación, desde CNN al grupo Prisa y toda la red de canales, diarios y emisoras pertenecientes a las oligarquías locales, con su “cartel”, el SIP (Sociedad Interamericana de Prensa) que combinan la desinformació n con la calumnia a fin de establecer una realidad virtual en la opinión pública mundial como base para poder desarrollar su ofensiva militar.
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7. Nos comprometemos a desarrollar todo tipo de acciones solidarias, desde ahora y de la forma mas coordinada posible para responder de forma contundente a cualquier tipo de agresión.Contra las oligarquías, el golpe fascista en Honduras y la amenaza imperialista en toda América Latina
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Organizaciones y agrupaciones :
BELGICA
ARLAC

BRASIL
mulheres rebeldes
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ECUADOR
Colectivo Feminista de Ecuador
Refundación Socialista de Ecuador
FRANCIA
MRAP - France (Movimiento contra el Racismo y por la Amnistía entre los Pueblos)

ESTADO ESPAÑOL
Agrupación Local del PCPV-PCE de Sant Joan d'Alacant
Asociación de Solidaridad Bolivariana
Asociación Socialismo XXI
Assemblea Bolivariana de Catalunya
Asamblea de Apoyo a Evo Morales y al Proceso Constituyente en Bolívia
AAVV can Ricart
Brigada Vallesana Simón Bolívar
Casal d’amistat Català-Cubà de Barcelona.
Col•lectiu Maloka
Central de Trabajadores de la Argentina CTA -Barcelona
Colectivo 26 de Julio (Madrid)
Colectivo Chileno Mapuche Peuma Trawün Chile
Col•lectiu Local de EUPV - Sant Joan.. (Alacant)
COMITÈ DE SOLIDARITAT AMB ELS POBLES INDÍGENESD´ AMÈRICA
ECUADOR LLACTACARU
ENDAVANT (OSAN)
En Lluita
Espai Marx
FARGA (Fòrum Anticapitalista per la Reflexió y Generació d’alternatives)
Grupo de Apoyo a la Central de trabajadores de la Argentina de Barcelona
Izquierda Anticapitalista
Libres del Sur-Argentina (Red en el Estado Español)
Marxa Mundial de Dones de Catalunya
Partit dels Comunistes de Catalunya (PCC)
PCE (m-l)
Plataforma Bolivariana de Solidaridad con Venezuela de Madrid
REPSOLMATA
Revolta Global-Esquerra Anticapitalista
Soldepaz pachakuti
Vinx - RadioChango
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FINLANDIA
handsoffvenezuela- Finlandia
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MARTINICA
Groupe Revolution Socialiste(GRS) (Martinique)
Centrale Democratique Martiniquaise des Travailleurs( CDMT)
Union des Femmes de la Martinique
Association Martinique/Venezuela
NORUEGA.
Nettverk for Venezuela
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VENEZUELA
Propagando.org
Adhesiones individuales :

BRASIL
marian pessah
clarisse castilhos
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ESTADO ESPAÑOL
Anna Gabarró Haro
Antoni Lucchetti, advocat, economista i doctor en História Económica
Belén Gopegui. Novelista. España.
Cesk Freixas, cantautor i militant d'Endavant (OSAN).
Constantino Bértolo. Editor. España
Diosdado Toledano Gonzalez, miembro de la Comisión Ejecutiva de Izquierda Unida Federal
José Gregorio Bracho Reyes
Juan Ramón Rodríguez Madridejos. Abogado del Movimiento Intercultural por los DDHH. España
M. Gabriela Serra. Entrepobles
Mònica Monroy Jurado, Catalunya, Estat Espanyol
Nydia Mayela Rangel Cárdenas
Òscar Diego Garcia, Catalunya, Estat Espanyol
Patricio Arenas
Robert Gonzàlez Garcia, profesor de secundaria i militante de la USTEC
Verónica Diaz Costanti
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FRANCIA
Alain Krivine
Beatrice Whitaker (NPA)
Daniel Bensaid.
François Sabado
Franck Gaudichaud - France Amerique Latine / Rebelion.org
Michael Lowy
Myriam Martin.
Olivier Besancenot (NPA)
Omar Slaouti.
Roseline Vacheta.
Milagros Riera
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VENEZUELA
Luis Antonio Henríquez Arocha, (Caracas)
Roland Denis

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martes, 21 de julio de 2009

filme As Libertárias - 23 de julho 2009


Tudo bem amigas feministas, lésbicas, loucas, libertárias?
Como passaram o frio da semana e a gripe A, B,C, Z que o capital predador da natureza e a indústria de medicamentos nos injetam? Sem esquecer que Honduras continua sob o domínio do golpe de direita e nos traz de volta zoombies da ditadura dos anos 60, como aqueles da turma do Pinochet!
Para reavivar nossa indignação e discutir nossa ação dentro de um momento tão terrível na história ocidental, que foi a ditadura franquista na Espanha, e a traição sofrida pelxs anarquistxs e por todxs as mulheres revolucionárias, vamos assistir ao filme


As Libertárias, de Vicente Aranda.
Quinta-feira, dia 23.07, às 18:30.
Onde: na casa da Ramiro.

Libertarias
Filme espanhol de 1996, escrito e dirigido por Vicente Aranda.
Elenco: Ana Belén, Victoria Abril, Ariadne Gil e Blanca Apilànez.
Música: José Nieto
Em 1936, em plena Guerra Civil Espanhola, Maria (
Ariadna Gil) junta-se a Floren (Victoria Abril) para integrar-se a luta anarquista. Dentro de uma perspectiva feminista, tomam um prostíbulo, de onde recrutam mais uma militante – Charo (Loles Leon) e, com uma jovem freira, recrutada por Pilar (Ana Belén), militante feminista, formam uma milícia anarquista. O filme inicia com cenas da classe operária demolindo icones religiosos e gritando Abaixo o Capitalismo e Longa Vida à Revolução Libertária!
No desenrolar dessa tragédia aparecem as conseqüências da luta pelo poder, dentro das próprias milícias revolucionárias e republicanas que, entre outras, tentam controlar a ação das mulheres. É nesse jogo de heroísmos, ideais e traições que a revolução espanhola perde sua força sendo selvagemente destruída pelas tropas franquistas.


Venham assistir conosco para manter acesa a chama da desobediência!
Para isso é só ligar para 92534300.Abraços rebeldes

lunes, 13 de julio de 2009

reunião 16 -07 Francesca Gargallo

E aí amigas, tudo bom?
Estamos bem contentes pelos retornos recebidos a respeito do material gráfico que enviamos. Nós também achamos muito bakana, modéstia a parte. Esse material está a disposição de quem quiser pegar, levar, distribuir, utilizar mesmo como cartão postal, enfim. É só dar um toque que passamos para vocês. Seja pelo correio, para quem não mora em Porto Alegre, seja pessoalmente para quem habita.

Em nosso último encontro ficamos pensando, conversando, tramando e decidimos que vamos ler mais um capítulo do livro Ideas Femenistas Latino americanas da Francesca Gargallo. Lembram que tínhamos lido o preâmbulo há um tempo atrás? Achamos bom retornar porque ela dá uma visão muito abrangente, e ao mesmo tempo crítica, da evolução das idéias feministas, em particular na América Latina e Caribe.

Próxima reunião, quinta-feira, dia 16 de julho, 19 horas, na casa da Jardélia.
Venha participar conosco da conversa. Para isso é só ligar para 92534300.
Abraços rebeldes


Capítulo I
Y en el principio, un orden que deshacer

Del feminismo se ve la protesta contra el varón-amo y no se ve lo demás, que es nuestro ser mujeres juntas, la práctica de relaciones entre mujeres, la posible liberación de nuestro cuerpo iniciada ya, de emociones antes bloqueadas o ancladas unívocamente en el mundo masculino, la lucha por darle al lenguaje esta alegría de las mujeres.
Lia Cigarini, La política del deseo.
La diferencia femenina se hace historia


Hay momentos históricos donde confluyen tantas transformaciones de la vida cotidiana, que los cambios a largo plazo que provocan, no pueden ser vistos a posteriori sino como equivalentes a los de una revolución de larga duración, con raíces en momentos anteriores a los de las propias transformaciones y ramas que llegan al presente. La píldora anticonceptiva, el rock, el beatnik, el feminismo, la vida política que se expresaba en las comunas urbanas y agrarias, la reivindicación de los derechos de las y los homosexuales, la lucha armada en Cuba y la resistencia en Vietnam contra la herencia colonialista francesa recogida por Estados Unidos, el movimiento hippy o el desencanto con la izquierda de filiación soviética y con el pensamiento socialdemócrata, cuajaron en la revolución cultural de 1968 en Francia, Checoslovaquia, México y demás países.
El feminismo era, entre todos los movimientos que confluyeron en 1968, el que contaba con la historia de resistencia más antigua, a la vez que el más joven y el más incómodo para el sistema. De hecho, era el estallido de las ganas de vivir de la mayoría de la humanidad. No se amoldaba a las formas tradicionales de hacer política. No tenía representantes. Ni siquiera enfocaba en el ámbito público su principal interés, pues ubicaba la principal trampa del patriarcado contra la vida de las mujeres en el privilegio legal-político de los espacios públicos de la política y la producción. De manera esquemática, su resurgimiento en ese entonces podría resumirse así: un grupo de mujeres se encontró entre sí, se reconoció en el derecho de estar juntas, se arrogó la facultad de analizar y transformar el lenguaje que hablaban, reclamó la autoridad de las mujeres y definió la falocracia, o androcracia, o patriarcado, como el sistema de dominación de los hombres y del simbolismo del falo sobre las mujeres.
Falocrático o patriarcal era el orden global que abarcaba desde la experiencia religiosa hasta las reglas económicas, desde la dimensión binaria del yin y el yan hasta la cliterectomía, desde la explotación de clases hasta el racismo, el colonialismo y las hambrunas. Su poder se sustentaba en que había logrado imponer su autoridad como la única legítima: el hombre era el dueño de todos los instrumentos de poder y para todos encontraba justificación. El hombre era el paradigma de la humanidad y encarnaba el sujeto del humanismo. Pero era un paradigma que de-sexuaba a la humanidad, que le impedía reconocer la existencia de sexos distintos en su historia y de una diferente percepción sexuada del mundo real y simbólico.
Al sentirse descubierto, el sistema falocrático contraatacó utilizando todos los mecanismos institucionales e ideológicos a su alcance para desacreditar el índice femenino que lo señalaba. En América Latina proclamó al “hombre nuevo”.
[1] Las mujeres serían –nuevamente- sus apéndices, aunque tal vez más igualitariamente tratadas. Así, el hombre nuevo y el hombre pospatriarcal europeo (su émulo) empezaron a descalificar la rabia de las mujeres hacia los hombres, pretendiendo que el patriarcado brutal que denunciaban estaba en decadencia, e intentaron insuflar el gusanillo de una nueva identidad en las mujeres.
Desde que Gonzalo Fernández de Oviedo se preguntaba si los indios eran hombres (entendiendo por hombres seres humanos, con derechos políticos y alma), la identidad ha sido un problema difícil de abordar, cuya definición plantea en América Latina una urgencia extraordinaria. A inicios del siglo XX, el pensamiento latinoamericano
[2] intentó resolver el problema de su ambigüedad y buscó despachar la barbarie del sin sentido a través de la indagación de sus características ontológicas.
El resultado de esta búsqueda coincidió con la definición de una identidad mestiza que terminó por construir e institucionalizar un racismo que se sostiene en la triple mordaza para la expresión de las realidades históricas: a) la mentira del mestizaje generalizado, b) la minorización de las culturas indígenas, y c) la negación de los aportes de las y los afrolatinoamericanos.
Estas tres formas de enfrentar la idea de sí, formas negativas de construcción de la identidad, constituyeron el boleto de traslado de la Colonia a la semi-emancipación política, en un mundo brutalmente occidentalizado que, aunque mantenía diferencias evidentes con los modelos continental-europeo y atlántico-anglosajón, pertenecía de manera subordinada al sistema-mundo descrito por Immanuel Wallerstein. Es decir, un sistema histórico mundial que inició su expansión con el capitalismo, entendido como sistema económico de acumulación y expansión incesantes.
[3]
Más tarde, la crónica conjunción de poca claridad, urgencia y ubicación en un sistema que trascendía el espacio geográfico y simbólico de América, dio pie a una política de la identidad en los movimientos sociales, entre ellos el joven movimiento feminista. La política de la identidad era un híbrido entre la necesidad de hurgar en lo individual para encontrar la propia e inalienable pertenencia de grupo y el deseo de llevar la imagen del grupo a la más alta representación
[4] en la sociedad y la cultura para sentirse individualmente cobijada o cobijado por ella, olvidando las raíces materiales de la discriminación de las identidades colectivas femenina, negra, india, lésbica, gay.
Los hombres (o como prefieren algunas, el colectivo masculino) recibieron como una bofetada su identidad. No sólo ésta le había sido dada por las mujeres a las que ellos siempre habían impuesto una, sino que era una identidad calificada de androcéntrica, falocrática, impostora de sus privilegios y, a la vez, negadora de la experiencia femenina. La identidad es una construcción ideológica compleja; me limitaré a decir que los grupos con poder generalmente se construyen una identidad positiva, plenamente humana, según sus parámetros, y construyen negativamente la identidad de los grupos que dominan, sin dejar de endilgársela.
Frente a la osadía femenina, los hombres contraatacaron apresurándose a inventar otra imagen de sí con la cual identificarse; y se la calzaron como un zapato deforme que no servía para caminar, estrecho de un lado, ancho en la punta y con el que tropezaban, pero arguyeron que les quedaba tan cómoda como una pantufla pues era la mejor arma de la contraofensiva patriarcal. Así calzados, descubrieron que no podían soportar a su lado a las viejas mujeres: las amas de casa, las madres abnegadas, las vírgenes; necesitaban mujeres nuevas que trabajaran mientras ellos escribían sus novelas o peleaban sus revoluciones, que les cuidaran a sus hijos sin pedirles el gasto para mantenerlos, que entendieran sus reflexiones de por qué debían experimentar la sexualidad de la manera más abierta hasta encontrar en ellos, los hombres nuevos, las personas a las que les convenía ser fieles; mujeres a las que pelear sus cuotas recién alcanzadas de igualdad tachándolas de esencialistas. Tampoco podían soportar a su lado a las viejas feministas, esas mujeres que habían desenmascarado su pensamiento político profundo y declaraban que la explotación del proletariado descansaba en la explotación más brutal y masiva de las mujeres, gracias a la cual reponían la fuerza de trabajo.
Las mujeres habían asestado el primer golpe, pero en la contraofensiva se dividieron. Algunas acusaron a las feministas de no ser sino liberales disfrazadas, agentes antirrevolucionarios. Fue una victoria importante para el sistema falocrático, que desde ese momento empezó a renovarse. Otras resistieron.
En la década de los setenta, las mexicanas Eli Bartra y Adriana Valadés sacudieron la tradicional calma de los académicos, afirmando que el feminismo “es la lucha consciente y organizada de las mujeres contra el sistema opresor y explotador que vivimos: subvierte todas las esferas posibles, públicas y privadas, de ese sistema que no solamente es clasista, sino también sexista, racista, que explota y oprime de múltiples maneras a todos los grupos fuera de las esferas de poder”.
[5]
Pero, ¿era posible que dos latinoamericanas definieran un movimiento internacional e internacionalista? Es más, ¿que las que definían su teoría política fueran dos filósofas? ¿Existía acaso la figura de la filósofa? ¿Existía la posibilidad académica de reconocer un pensamiento latinoamericano históricamente consciente de sí?
La marginalidad a la que el modelo occidental había empujado todo territorio y cultura por él colonizado, dada la certeza de que jamás sería alcanzado en su totalidad, acudía rápidamente en ayuda del sistema falocéntrico, aportándole sus armas: la desconfianza y el ridículo. ¿Una latinoamericana pensante? Seguramente una feminista de otro lado la habría obligado a plegarse a sus ideas y ésta, por supuesto, se sometía y las copiaba como una monita sin darse cuenta del peligro que introducía en la sociedad al dividir a las mujeres nuevas de su guía, el hombre nuevo.
Treinta años después, agotados los recursos de la desconfianza y el ridículo, el sistema falocéntrico encontró una nueva forma de no morir. Recurrió, pero a ninguna feminista le dio risa, a una supuesta apertura de los espacios económicos, educativos, sociales y políticos para que algunas mujeres actuaran como hombres y, de esa forma, el movimiento perdiera cohesión, disgregándose con mayor rapidez que cuando discutía sus diferentes formas de hacer política y todavía la pelea por el detalle conceptual no las separaba de la creación y el reconocimiento de una autoridad femenina desde, por y para las mujeres. A la vez, ofreció al poder masculino el derecho de pelear por la igualdad con las mujeres en los reducidísimos espacios donde habían obtenido el reconocimiento de derechos fácticos: el ámbito de la custodia de los hijos, por ejemplo, aun por encima de las condenas que la ley les imponía por haber ejercido violencia doméstica.
Parlamentarias en traje sastre, académicas que habían desechado el análisis económico, altas ejecutivas sorprendentemente flacas y unas cuantas jovencitas en la televisión hicieron aparecer como “viejas” feministas a todas aquellas mujeres que no olvidaban a las pacifistas alemanas muertas en los campos de concentración, a las trabajadoras que pelearon a la vez contra la patronal y la mentalidad patriarcal de sus sindicatos que las acusaban del abaratamiento de la mano de obra y del desempleo masculino, a las cientos de hispanoamericanas pobres asesinadas en la frontera entre México y Estados Unidos, a las miles de muertas por abortos inseguros y clandestinos en condiciones extremas de injusticia social.
El instrumento ideológico de la contraofensiva patriarcal fue, sorprendentemente, la apropiación institucional de una categoría antropológica elaborada en su forma más compleja por una feminista marxista radical, la estadounidense Gayle Rubin. Con ella, el sistema volvió a proponer a los hombres (su economía y su sistema simbólico) como la aguja de la balanza de las relaciones entre los sexos, impuso una nueva urgencia de reflexión sobre la identidad como “un problema de conciencia” y ninguneó las propuestas radicales de la política de las mujeres sobre el respeto a las diferencias, que implicaban desechar cualquier política de la identidad simple así como la retórica de la tolerancia. Esta categoría descriptiva elevada a determinación de la realidad es la de gender, mal traducida al castellano como “género”.
[6]
El género aborrecido por el Vaticano, un poder global en decadencia, fue inmediatamente adorado por la Organización de las Naciones Unidas. La ONU había enfrentado valientemente en 1975 el reto de organizar una década de las mujeres, pero en 1990 sudaba frío frente a la urgencia -que su propia política de no discriminación sexual le planteaba- de reconocer a las mujeres en cuanto tales, sin relacionarlas con un sistema en el que los hombres no sólo tenían cabida sino la batuta.
El sistema de género es una categoría de análisis producida al interior de la reflexión feminista; sirve para escudriñar las formas de la opresión y la subordinación social de las mujeres, y para desentrañar la forma en que la desautorización femenina (que es una estrategia del colectivo masculino) tiene efectos materiales en los ámbitos de la vida: la alfabetización, el empleo, la salud, el poder político y la impartición de la justicia. El género es un sistema en sí mismo; es una monótona y repetitiva, aunque aparentemente variada, combinación de partes reunidas para subordinar socialmente a los cuerpos de sexo femenino y explotarlos económica, política, religiosamente, justificando la apropiación de su sexualidad por el parentesco que, a su vez, es un sistema de sistemas. El parentesco es siempre el mismo bajo centenares de formas tan distintas entre sí que parecería posible decir que no existen el matrimonio ni la descendencia ni el incesto como tales. El mismo Lévi-Strauss no pudo dar una definición más exacta del parentesco, que catalogándolo como una imposición de la organización cultural sobre los hechos de la procreación biológica.
Ligar el sistema de género con la identidad de las mujeres es atarlas a la subordinación de los hombres. Liberarse del género es, por el contrario, una propuesta de construcción de la propia subjetividad que implica el reconocimiento del valor cultural y económico de cada mujer en el colectivo femenino, y la validación del derecho a una diferencia sexual positiva y de la desconstrucción de la occidentalización forzada. Es una posición teórica y política que reconoce la diferencia como un valor de la humanidad. Liberarse del género implica reconocer que el sistema actúa en todos los ámbitos de la vida organizada y, de esta manera, evitar que las actuales políticas para favorecer el “empoderamiento”
[7] de las mujeres, dirigidas desde los organismos internacionales lleguen a uniformar las vidas femeninas entre sí y volverlas funcionales para un mundo cada vez más policiaco, pensado desde el colectivo masculino.
Asumiendo toda la complejidad del tema, ¿cómo analizar la necesidad de las mujeres de una reflexión y una política feministas en América Latina? Anclándola fuertemente en la realidad actual y, por lo tanto, en la revisión del propio pasado. Esto implica dejar parámetros fijos y externos de estudio. Será necesario dejar de creer que la política de la identidad es un problema de conciencia, para ubicarla en el horizonte de la política económica, de los derechos humanos y de la construcción de subjetividades móviles, capaces de enfrentar cambios que provengan de sí y de fuera. Será necesario someter las ideas de política pública, de representación, de delegación y de liderazgo a la revisión que las feministas han iniciado de los sistemas económico y político derivados del colonialismo gracias a la práctica de reunirse libremente entre sí, práctica que está generando conocimientos en la perspectiva de pensar un orden alternativo, de todas y todos.



[1] Para resaltar que las feministas nunca creyeron en el hombre nuevo son reveladoras las sátiras que hicieron de él. En una pinta de las calles de La Paz, Bolivia, podía leerse: “El hombre nuevo no sabe cocer un huevo”, del colectivo autónomo Mujeres Creando.
[2] El pensamiento en su conjunto; es decir, la identidad, tuvo ocupados a filósofos, literatos, antropólogos y sociólogos, amén de periodistas y políticos. En la primera mitad del siglo fueron sobre todo hombres, pero en la segunda mitad destacan filósofas como la mexicana Rosario Castellanos (en su poesía, narrativa, ensayística y teatro) y la brasileña Marilena Chaui (sobre todo en Conformismo e Resistencia. Aspectos da cultura popular no Brasil, Editora Brasiliense, San Pablo 1987; y en Cultura e Democracia, Cortez Editora, San Pablo 1989). A su vez, la argentina Blanca R. Montevechio trabajó a fondo los fundamentos de la identidad negativa como producto de la convivencia, en un mismo medio, de grupos étnicos con códigos de valores diferentes donde uno, el hegemónico, se impone como ideal: La identidad negativa. Metáfora de la Conquista, Ediciones Kargieman, Buenos Aires 1991.
[3] Ver: Immanuel Wallerstein, El moderno sistema mundial (3 Vols.), Siglo XXI, México 1997; Conocer el mundo saber el mundo. El fin de lo aprendido. Una ciencia social para el siglo XXI, Siglo XXI-UNAM, México 2001; Impensar las ciencias sociales, Siglo XXI-UNAM, México 1998.
[4] A veces confundida con la simple visibilidad.
[5] La naturaleza femenina. Tercer coloquio nacional de filosofía, México, UNAM, 1985, p. 129.
[6] Gayle Rubin no es la primera feminista estadounidense en utilizar el término gender como categoría para explicar la situación de las mujeres en el mundo de los hombres. De hecho varias académicas anglófonas lo hacían desde finales de los años 1960. Cfr: A. Jaggar y I.M. Young, A companion to Feminist Philosophy, Blackwell, Londres 1998. No obstante, por lo menos en México, el texto de Rubin fue el más traducido y el más comentado, coadyuvando así al reconocimiento de la complejidad del análisis del sistema sexo-género y a la aceptación pasiva, propia de una lengua colonial que carga la duda sobre su legitimidad, de una traducción imposible: género en las lenguas neolatinas implica una clasificación o una taxonomía que, en inglés, se traduciría con genre. Gender implica siempre la existencia de dos sexos en las vidas y actividades humanas.
[7] También se trata de una traducción no problematizada de una palabra del feminismo estadounidense, empowerment, que podría significar algo así como el potenciamiento o la puesta en práctica de las características positivas de las mujeres, pero se usa comúnmente como esfuerzo para una presencia femenina en los espacios públicos de la política. Es importante recordar que la academia estadounidense impone su terminología y es tan autocentrada que desconoce cualquier origen y validez a las categorías que no forja. El 28 de junio de 2006, una estudiante de la Universidad de California me cuestionó durante un debate en el Colegio de México porque yo usaba la palabra víctima para calificar la condición de una mujer violada y no la de sobreviviente que su universidad había aceptado. Cuando, junto con Alicia Elena Pérez Duarte, le explicamos que se puede ser sobreviviente de muchas cosas (un terremoto, un naufragio), mientras una víctima es precisamente quien ha estado expuesta a la imposición violenta de una injusticia, contestó que no podía ser que nosotras sostuviéramos nuestras categorías sin hacerlas pasar por el reconocimiento de la academia estadounidense.

viernes, 10 de julio de 2009

novidades

Keridas amigas e companheiras :
Versão brasileira

Queremos compartilhar os novos materiais gráficos que no grupo mulheres rebeldes estamos produzindo : um novo folder e um cartão postal.

Dado que muitas de nós detestamos, ou apenas questionamos a utilização do termo da moda “diversidade sexual”. Esse "conceito" nos parece, de um lado, quase tão normativo quanto a heterossexualidade obrigatória, e de outro tão abrangente que pode incluir todo o tipo de prática sexual, como por exemplo a pedofilia, o estupro ou a necrofilia (credo!). Por isso estamos propondo novas alternativas que mostrem as nossas posições politikas, a partir dos nossos corpos.
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Como nascemos para criticar, questionar e ao mesmo tempo, aportar novas idéias, sempre trabalhando com o vocabulário, com a geração, degeneração e regeneração de novos conceitos e relacionamentos, pois aqui estamos, mais uma vez nos reVelando ao estabelecido, e inventando novos vínculos que sejam libertadores, e nos façam felizes.
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Cartão postal. Quem somos :

Fila 1:
Valeria Flores – clarisse castilhos – Norma Mogrovejo – Monique Wittig – Jardélia de Sá - tzusy marimon – Audre Lorde
Fila 2:
marian pessah e a gata cristie – Simone de Beauvoir – Yuderkys Espinosa – feministas comunitárias – Francesca Gargallo – Glaucia Maricato – Frida Kahlo.
Fila 3:
Julieta Paredes – Ochy Curiel – Karina Vergara – Mariana Berlanga – Mafer y Alejandra Aguilar – Chuy Tinoco – Lu Robles
Fila 4:
Feministas Autónomas en lucha

Abraços bem rebeldes

Keridas amigas y compañeras :

Queremos compartirles los nuevos materiales gráficos que estamos haciendo desde el grupo mulheres rebeldes : un nuevo folder y una tarjeta postal.
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Dado que muchas de nosotras, detestamos o simplemente vemos molesta la utilización del término - tan de moda últimamente - de “diversidad sexual”. Este concepto, nos parece por un lado casi tan normativo como la misma heterosexualidad obligatoria, y por otro, tan abarcador que puede incluir toda y cualquier práctica sexual , como por ejemplo la pedofilia, violaciones, la necrofilia (horror!). Por eso estamos proponiendo nuevas alternativas que muestren nuestras posiciones polítikas, a partir de nuestros cuerpos.
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Como hemos nacido para criticar, cuestionar y a la vez aportar ideas nuevas, siempre trabajando con el vocabulario, la generación, degeneración y regeneración de nuevos conceptos y relaciones, pues aquí estamos, una vez más reVelándonos a este sistema, inventando nuevos vínculos que sean libertadores, y al mismo tiempo, nos traigan felicidad.
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Cartón postal. Quiénes somos
Fila 1:
Valeria Flores – clarisse castilhos – Norma Mogrovejo – Monique Wittig – Jardélia de Sá - tzusy marimon – Audre Lorde
Fila 2:
marian pessah e a gata cristie – Simone de Beauvoir – Yuderkys Espinosa – feministas comunitárias – Francesca Gargallo – Glaucia Maricato – Frida Kahlo.
Fila 3:
Julieta Paredes – Ochy Curiel – Karina Vergara – Mariana Berlanga – Mafer y Alejandra Aguilar – Chuy Tinoco – Lu Robles
Fila 4:
Feministas Autónomas en lucha

Abrazos bien rebeldes

cartão postal




2º folder




martes, 7 de julio de 2009

nesta quinta 9-7 : Los congresos

Olá amigas! Como semana passada achamos nosso debate interessante demais e tempo de menos para o texto tratado, que nos fez aprofundar nossas posições relativas a monogamia obrigatória e as sexualidades desorganizadoras, decidimos continuar na mesma linha na quinta. Faremos isso lançando mão da literatura; por esta razão, o conto não será traduzido.
Abraços rebeldes e nos vemos na quinta-feira 9 de julho , 19.00 hs. na casa da Ramiro.

Fones: (51) 3333-3538 9239-1891 9253-4300



Los congresos

Yoseli Castillo Fuertes


Mi primera orgía pasó espontáneamente, sin planificación. No como las anteriores. Ésas, por supuesto, metódicamente fracasaban. Ésta no. Todo empezó en la reunión. Las tertulias entre mujeres tienen la capacidad de afectar las hormonas increíblemente. Después de un congreso feminista, de los derechos humanos o de lo que sea, siempre hay chismes la mañana siguiente, siempre hay quien pone en práctica las teorías, o quien, arrastrada por el aire de libertad, se olvida de su marido o de su novia y cede por unas noches cada año.
Yo, como siempre, fui una de las primeras en llegar a la reunión. Cada vez que nos reunimos siento que estoy haciendo algo ilegal y revolucionario a la vez. Me excito al pensar que organizaremos un desfile homo aquí en La República y al esperar alguna chica nueva que se una al grupo. Me gusta llegar temprano para ver a todas las que entran. Después de saludarlas me invento historias sobre ellas. Sé que es mejor hablarles y conocerlas, pero soy tímida y me cuesta. Además, inventando me divertía mucho más. Eso fue hasta esa noche. Mi vida cambió después de ese encuentro.
La noche no se divisaba fuera de lo normal para mí hasta que llegaron las gringas. Cuando las vi entrar no podía decidir cual de las dos me gustaba más. Las dos eran lindas pero parecían pareja. Intenté no prestarles mucha atención. Cambié de opinión cuando las conocí. La flaquita, cuando nos presentaron, me abrió las piernas con sus ojos. Su mirada era tan penetrante e intensa que su calor me desvistió al instante. Jackie se llamaba. Traté de ignorarla puesto que no sabía si la gordita era su novia. Esa se llamaba Pat. Para evitar pensar en ellas y empezar a crear mis cuentos eróticamente fantásticos, decidí hablar más de la cuenta con las chicas, especialmente con las que conocía de reuniones anteriores. No quería que nadie me viera en ésas. Me sentía desnuda y podría apostar que la libido se me notaba en la cara. Después de un rato, y sin poder evitarlo, Pat se apoderó de mi atención. Era alta, voluptuosa, poco común para las gringas; con el pelo largo, suelto, rizo, como una cibaeña sin desrizar. Llevaba una libertad encima que le relucía en su ropa ancha, en su risa menuda. Me pasé la noche observándolas a las dos, buscando y esquivando la mirada de Jackie, intentando absorber la energía de Pat.
La reunión terminó sin ninguna novedad excitante. Unas se marcharon inmediatamente después; otras se quedaron, inquietas. Yo caminaba de grupito en grupito a ver que se movía. Algunas querían bailar pero era temprano. Otras querían quedarse en el departamento un poco más. Otras querían cerveza en un bar cercano. Estábamos en la Zona Colonial y todo esto era posible. Lo difícil era tomar la decisión entre conversaciones sobre la doble moral de este país, las ex-novias y las familias que saben o no saben. Yo seguía rondando, evitando sumergirme en mis fantasías de siempre en el sillón de la esquina. Hablé brevemente con Jackie. Me interesó aun más por su aparente fragilidad pero con un vigor electrizante concentrado en los ojos, los gestos de sus manos, sus hombros medio huesudos. Hablaba poco español, pero logramos entablar una conversación a nivel de vacaciones. Pat, sin embargo, lo dominaba muy bien. Había visitado varias veces el país y hasta vivió aquí por varios meses. En mis vueltitas también conocí una “dominican york”, poeta, que al final de la reunión leyó unos poemas que sirvieron de tema de conversación hasta casi el final de la velada. Se llamaba Ana Lucía y ella terminó sacando a todo el mundo con destino a un bar. Mientras bajábamos las escaleras decidimos ir a La Cafetera, un bar al aire libre en la Zona Colonial. Éramos ocho y todas nos fuimos en el sedan de la organizadora de la reunión y la matrona del grupo, la Dra. Paulino. Al montarme sufrí un flash back de carro público camino a la universidad a la una de la tarde. Pero nada que ver. Nunca había tenido tantas mujeres así, tan cerca, respirándome, respirándolas, sintiéndolas encima, al lado, detrás, por todos lados. Yo sólo respiraba, profundo, sin moverme, para no derrumbar la torre Babilónica que formábamos. Hasta cerré los ojos por un momento para sentirlas aun más pegadas, mientras las mujeres hablaban de ex-amigas, de la ultima fiesta en Amazonas, de la limitada vida nocturna de la capital. Yo iba callada. Soy muy tímida y sólo hablaba cuando era necesario.
En La Cafetera encontramos a mi amiga Isa tomando una cerveza con un grupo y necesitando una excusa para cambiar de ambiente. Después de un par de frías nos fuimos a Ohara’s con dos de las amigas de Isa. Ohara’s es el primer y más antiguo bar para mujeres en la República. Es una institución. Siempre iba con mi “amiga” Sara, la que creía era para toda la vida, y que sólo fue una vida de cinco años. Todavía voy de vez en cuando. Es el único lugar donde una se siente como en familia, en casa, con patio y todo. Ahí estuvimos más de dos horas. No bailamos porque nos pasamos la noche conociéndonos mejor, oyendo a Ana Lucia traducirle algunos poemas a Jackie y saboreando los últimos chismes de las parejas recién formadas o separadas. A las tres de la mañana todavía un grupo no quería irse a casa. Yo, neutral como siempre, tampoco quería terminar la parranda y esperaba a que se tomaran las decisiones. No me importaba el hecho de que tenía servicio en el hospital a las ocho de la mañana. Siete decidimos comprar un par de Presidentes jumbo y volver al departamento. La Dra. sugirió la azotea. Ella quería dormir y limpiar un poco el desorden de la reunión y la cena. Nos indicó donde dormir si alguna decidía quedarse. Me excitó el pensar que cinco dormiríamos en un cuartito, en una sola cama. Sólo cinco porque sabía que Margarita dormiría con ella. No quise hacerme muchas ilusiones pues siempre mis fantasías dionisíacas se me deshacían sin empezar a cuajarse. Dejé que todo tomara su curso sin mi intervención de mal agüero.
En la azotea Ana Lucia sugirió un juego llamado “Truth or Dare”, (verdad o reto). Lo explicó y sugirió limitar las preguntas para hacer el juego más interesante, más atrevido. Nunca lo había jugado y me tocó ser la primera víctima. Jackie y Pat lo habían jugado antes y llevaban mucha ventaja sobre mí y sobre Isa, ambas novatas. Jackie retó a Ana Lucia a que me besara. Puedo jurar que Jackie disfrutó el beso más que yo, pues no paró de mirarme y sonreírse sádicamente. Como se podría adivinar, luego le tocó a ella. Todas entrelazamos besos tímidos que luego se repartieron entre tres y cuatro a la vez. Las gringas movían el juego a niveles cada vez más peligrosos. Los retos se enfocaron en los senos, tocarlos, besarlos, mordisquearlos. Yo nunca había visto las tetas de Isa y a la luz de la noche me parecieron perfectas, redondas, firmes, grandes, negras. Las de Jackie se parecían a las mías, recién nacidas, pero eso no evitó mi pavor cuando a Pat le tocó chupármelas. Me recosté a la pared, mirando el cielo, sintiendo el dolorcito de la brisa en los pezones, luego cerré los ojos, alucinando, pues no podía creer que estaba yo allí, en una azotea dejándome llevar por estas ganas que yo creía prohibidas en este lado del mundo. No pensé en Sara en lo absoluto. Cada vez que tenía la oportunidad de conocer a alguna mujer, Sara lo arruinaba. No podía olvidarme de ella y nunca iba más allá de una conversación trivial con la posible amante. No pensé en nada más de lo que mi cuerpo sentía, especialmente cuando me tocó a mí y a Isa devorar el torso de Pat. No pensaba, sentía, saboreaba, me dejaba llevar, entre lenguas y manos ebrias que me guiaban y me seguían. Hubiera podido pasar así toda la noche, besando, tocando, jugando, pero las gringas ya se habían cansado de jugar. Pat fue la que bruscamente dijo, y en inglés: “Let’s get to the sex”. Ninguna necesitó traducción. Se había acabado la cerveza y necesitábamos algo más. Bajamos y ya no me sentía tan tímida. Isa y yo conocíamos bien la casa y las guiamos al cuarto. Con desesperación todas nos desnudamos a la vez. Yo no me atreví a iniciar nada. Todavía no me sentía segura ni tenía una forma de verificar que no estaba alucinando por el alcohol. Me detuve un instante a observar las columnas de cuerpos desnudos, uno negro, uno rosado, uno canela, y el otro alechado. La dinámica era divina. Las manos, las bocas, las caderas, las piernas se movían, en cámara lenta, entre sí. Hubiera podido quedarme así por un largo rato, mirando, oliendo, deseándolas a todas a la vez, pero Ana Lucia me tomó de la cintura y me atrajo hacia si. Me besó con tanto deseo como si no lo hubiera hecho antes. Ya estaba en el grupo y sentí que todo era permitido. Nos acostamos, nos sentamos, nos hincamos, nos paramos, nos movimos por todos lados y la verdad no sé como cupimos todas en la cama. Éramos un revoltijo, una pila de soga, mojadas, entrelazadas, apretadas, formando un cuerpo, con una misma forma, deseo, olor, sabor.
Isa y Jackie se emparejaron por un largo rato. Quedamos Pat, Ana Lucia y yo. De reojo miraba el cuerpo blanco de Jackie sobre el negro de Isa, sus movimientos lentos, precisos. No sabía si poner más atención a mis manos humadas y tibias dentro de Pat o a los quejidos satisfechos de Isa o a los gritos de Ana Lucía por los mordiscos de Pat. Intercambiamos y compartimos dedos, bocas, vientres. Todo a la vez, y otra vez. Todo pasó sin discutir reglas. Todas sabíamos los límites del deseo y del sexo seguro. Tuve la tentación de probar la fuente, el semillero responsable por el impregnante olor a sexo, pero me conformé con adivinar el sabor suave de Jackie, el salado de Pat, el agridulce de Ana Lucía. No me interesó el de Isa y lo olí agrio, seco. Aun desnudas respetábamos nuestra amistad.
Después de unas horas, ya exhaustas, más sobrias, y preocupadas por los vecinos que se levantaban para ir a trabajar, terminamos. Yo por lo menos, tenía que llegar a casa. Necesitaba mi uniforme y un baño. No tuve tiempo de desayunarme y compré tres cafés en frente del hospital. La verdad que no me sentía cansada. Estaba eléctrica, ansiosa, con una energía que yo como médico no podía explicar. Todo el día en el hospital, no pude borrarme el olor de las manos, del pelo, de todo el cuerpo. En cualquier momento me perdía en una escena y me estremecía, me mojaba. Mi cuerpo se había transformado. Podía sentir cada parte de él, cada poro, cada nervio. Estaba completamente sensible, percibía la proximidad de otro cuerpo y reaccionaba automáticamente. Era una fuente constante de placer, de una descarga eléctrica que no sabía cómo manejar. Cuando llegué a casa decidí llamar a Pat y a Jackie. Estaba segura de que ellas sabrían qué hacer con él. Ahí empezó nuestra peculiar relación. Aprendí mucho con ellas, especialmente cómo escoger las parejas perfectas para los juegos del amor. Ya en las reuniones, congresos o fiestas no me siento en el sofá de la esquina a inventar fantasías, no. Las creo, las actúo, y de vez en cuando las comparto por escrito o como una anécdota de introducción para la próxima orgía.
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Este cuento está publicado en el libro Desobedientes - editorial en la frontera
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